El resurgir del sector y la Cooperativa de la Alta Costura
La Cooperativa fue una asociación vital para la recuperación de la industria textil de la España de la Posguerra. Una industria que había quedado destruida: las fábricas colectivizadas, los modistas carecían de materias primas y la sociedad estaba marcada por las cartillas de racionamiento y el estraperlo.
Tras la Guerra, España quedó devastada y bajo un régimen dictatorial. La dura posguerra se verá aún más perjudicada con el bloqueo internacional al régimen franquista tras la Segunda Guerra Mundial, por parte de las potencias vencedoras.
Madrid se reafirma como capital e influirá notablemente en la moda a través de los modistas que vestirán a la élite.
El nuevo régimen quiso hacer de Madrid un “Nuevo Estado”, una renovada y fuerte capital política, pero la debilidad causada por la guerra y el aislamiento tras la II Guerra Mundial, no lo permitieron. Las serias dificultades económicas darán lugar a fuertes corrientes migratorias del campo a la ciudad. Con todo, a lo largo de los años 50, con el retorno de los embajadores a Madrid y una cierta apertura a la comunicación con el extranjero, la ciudad comienza su recuperación.
Con el fin del conflicto bélico hay un regreso de aquellos modistas que huyeron durante el conflicto y las casas de Alta Costura, como la de Pedro Rodríguez, vuelven a abrir sus talleres de Madrid y Barcelona. Balenciaga permanecerá en París (su primer desfile en la capital francesa fue en 1937), al tiempo que reabre tiendas en San Sebastián, Barcelona y en Madrid. En la capital lo hará en la emblemática calle Gran Vía, 9, antigua Avenida de José Antonio, bajo el nombre de Eisa B.E., contracción del apellido de su madre, Eisaguirre (su primera sucursal fue abierta en 1933 en la calle Caballero de Gracia, 42). Asunción Bastida también regresa a estas tres ciudades. De igual modo, la firma Loewe retomó su actividad con la inauguración en 1939 de su mítica tienda en Gran Vía, 8.
La moda española de la posguerra, en general, es de mentalidad austera, sobria en sus cortes, ausente de color (se retorna al “negro español”) y de gran clasicismo. Las siluetas se suavizan y se alejan de los cortes militaristas y las grandes hombreras, adoptando una forma más esbelta. La escasez de materia prima limitada por la cartilla de racionamiento, obliga al uso de las prendas ya adquiridas. Es la denominada “moda racionada”, definida por Isabel Vaquero Argüelles.
Al mismo tiempo se desarrolló una gran imaginación en los complementos como es el caso de los sombreros, hechos de cualquier material y en las medias, tan populares en los años 20 y 30 (especialmente las nuevas medias de nylon), que ahora se caracterizan por dibujar una línea en las piernas de las mujeres. Las nuevas políticas del estado, facilitan la agrupación de costureros y modistas en un sindicato textil vertical.
No se debe olvidar la política de censura de la dictadura también afectará al modo de vestir, en especial el de las mujeres. Destacan los videos del Noticiario o Documentales, más conocido como el NO-DO, donde se representa a la mujer como reina del hogar o perfecta casada. Al mismo tiempo, como en otros países europeos, se promovía la elegancia y el pudor a la hora de presentarse al público, con propuestas algo idealizadas. La imagen social de la mujer distaba mucho de ser natural y su papel continuaba siendo la de una bella acompañante.
En 1940 los “cinco grandes” deciden unirse y formar la Cooperativa de Alta Costura española que durará hasta 1981
En 1940 los “cinco grandes” de la Alta Costura deciden unirse y formar la Cooperativa de Alta Costura española en Barcelona que durará hasta 1981. Estos eran Asunción Bastida, Santa Eulalia (Luis Sans y Pedro Formosa), El Dique Flotante (Francisco Beleta), Manuel Pertegaz (se incorpora en 1942) y Pedro Rodríguez, que será el presidente de la misma. Su fin era agruparse y unirse con la profesión, al estilo de la Chambre Syndical de la Couture parisina, especialmente ante la necesidad de una mayor cohesión en un mercado exclusivamente nacional, teniendo en cuenta el bloqueo de las potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial.
A pesar de la pobreza de las clases populares, las casas de moda de ese momento sorprendieron con la riqueza de sus tejidos, la creatividad y exquisitez de sus diseños. Recuperan los desfiles y salones de la moda donde muestran sus diseños, que serán publicados en una nueva ola de publicaciones, como fueron La Moda en España (1939), Siluetas (1941) o Alta Costura (1943), donde editoriales y crónicas de moda ocupan páginas de gran calidad y color, algo destacable para el momento y el contexto social y económico. Parecían querer evadir y crear fantasías, al igual que el cine, eludiendo la realidad.
Lo que indica que, por mucho que España estuviera en la posguerra y hubiera un escaso poder adquisitivo para la mayoría de la población, hay una minoría (los vencedores, los enriquecidos durante el conflicto o la antigua aristocracia) que pudieron acceder a la moda y a la Alta Costura. Madrid, al ser la capital del régimen, destacó en este aspecto y empezó a tener un mayor peso en la industria de la moda española. Si antes la sede industrial y textil era Barcelona, ahora se compagina con Madrid.
Durante la década de los años 40 la Cooperativa sentará las bases para la recuperación del oficio de la costura que, en los años 50 alcanzará su esplendor dando lugar a la Edad de Oro de la Alta Costura en Madrid
Otras asociaciones al estilo de la Cooperativa se han repetido a lo largo del siglo XX, hasta la creación de la Asociación de Creadores de Moda de España, conocida como ACME, en el año 1998. En la actualidad ese apoyo se ha duplicado en la capital a través del proyecto de Madrid Capital de Moda, que ha afrontado situaciones como la crisis económico-financiera del 2008 o la reciente pandemia de la COVID-19.